Por Tomás Atarama Rojas
Por Julio Talledo. 21 marzo, 2012.Hace unos días nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo, afirmó en una entrevista al diario El País de Uruguay que en Latinoamérica “hay una sobreconcentración de poder económico en los medios”. Estas declaraciones traen a colación un tema complicado, pero sobre el que vale la pena hacer unas reflexiones, ya que a veces se suele dar dimensiones catastróficas a realidades que en un contexto democrático y transparente pueden darse de manera normal sin lesionar el derecho de nadie.
Comencemos por precisar que no es para alarmarnos que los diferentes grupos de poder tengan influencia mediática o que sean ellos mismos los dueños de los diferentes medios de comunicación social. Esta realidad además de común en todo el mundo, es la más natural. Un componente del poder es la capacidad de evidenciarse a los demás; ya que un poder aislado y sin canales equivaldría a una reliquia, pues no tendría mayor valor funcional.
Al parecer no hay nada de ilícito en ser accionista mayoritario de un grupo mediático si es que se tiene las posibilidades económicas. Absurdo sería pensar que en la dinámica de la sociedad de la información el dinero no sea un elemento importante; porque, entre otras cosas, las empresas informativas también necesitan de ingresos; y la tranquilidad económica de un medio da cierta independencia frente a los diversos poderes.
En el Perú parece haber un oligopolio mediático; pero esto no significa que exista un único discurso dominante, o que los medios tengan una influencia desmedida en la población. Los pocos grupos mediáticos respaldan diversos productos que muchas veces tienen discursos opuestos. Todos esperamos que por vivir en una sociedad que se proclama democrática, en la base de la inspiración ideológica de toda información esté el respeto a los derechos humanos y al orden social; de ahí en adelante es enriquecedor que haya diversas posturas.
Por otro lado, no hay que olvidar que gracias a Internet se puede acceder a cientos de canales de noticias a nivel internacional. El modelo unidireccional de información, donde las empresas informativas tenían la prerrogativa de elegir de qué se enteraba el público, es una cuestión que obedece a los mediados del siglo XX, pero que hoy en día resulta quijotesco. Y, en el caso extremo (que no es tan extremo en el Perú) de que gran parte de la población no tenga acceso a Internet, siempre habrá grupos intermedios que serán también fuentes de información, como lo puede ser una radio o un diario local.
Por último, es el mismo público el que decide a qué grupo mediático da vida, si compra un diario, escucha una radio o ve un canal determinado. Y son los grandes profesionales de la información quienes dan el valor especial a un medio; por esto, lo que siempre hay que reforzar es la libertad de expresión de cada periodista, quien con su criterio y formación deberá saber fomentar el diálogo abierto y la pluralidad informativa.
Facultad de Comunicación.
Universidad de Piura.
Artículo publicado en el diario El Tiempo, domingo 19 de marzo de 2012.